y en los vientos que el escalofrío
provoca,
y a tu sonrisa incomprensiblemente sonroja,
habita ,solitario, un gran frío invernal.
El contemplar nuestra luna tus ojos me aportan,
Y no impiden mis labios, mi aliento pasar,
que se enfría en el aire hasta poderse tocar,
Y que tras rojas luchas, dejan mis venas rotas
Recuérdanos siempre así y olvida lo demás:
la muchacha que nunca sabe qué, y a quién roba,
el chico sin corazón que mira a su ladrona
y el astro por el cuál la historia vuelve a pasar.
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